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jueves, 28 de diciembre de 2017

Una historia para meditar



Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige, 
sino por lo que ofrece. 
Jacinto Benavente

Una historia para meditar 

El día de hoy quería compartir un tema muy especial pero cambié de planes cuando leí algo en twitter que me movió a querer compartir con ustedes esta historia, nuestra sociedad está en una enorme decadencia y la altivez de corazón, el desamor, el egoísmo y maldad nos están ganando la batalla, debemos detenernos y meditar, no podemos dejar que nuestro corazón se congele ante tanto sufrimiento, la persona que publicó esta historia pueden buscarle, él vivió esta experiencia y estoy agradecida que la haya compartido con nosotros, hagamos la diferencia gente bonita, si podemos ayudarnos unos a otros, si podemos respetarnos, si podemos valorarnos, si podemos dejar una huella de amor en el mundo, gracias a: @ingcesarduque  por compartir tu historia, sin más que decir, disfruten y mediten en esto.



"Voy a contarles una historia, una historia de aprendizaje, donde mi perra y un indigente me dieron una valiosa lección, hace unos días, llevaba mi perrita en el carro; normalmente me la llevo al trabajo cuando me toca salir de la ciudad...al llegar a un sitio, normalmente la saco del carro, para que haga pipí y de una vueltica conmigo, ella como siempre, salió, olió, hizo sus cosas de perro y mientras yo revisaba algo la perdí de vista un segundo, cuando levanto la vista...Veo a un indigente, pero un indigente en un estado lamentable, con parches calvos en la cabeza, maloliente aun para un indigente, lleno de llagas en la cabeza... abrazando a mi perra, yo me prepare mentalmente, si tenia que arrancarle mi perra, lo haría como fuera...Sin embargo, al mirar con mas calma veo que ella está feliz, lo lame, le juega y el la trata con un profundo cariño, la 
acaricia, le dice "mi niña" y ella (que es puro amor) le correspondía, no me malinterpreten, ella ha rechazado y se ha puesto a la defensiva con gente, incluso, una vez me salvó de que un tipo me rompiera los vidrios del carro, pero eso es otra historia, yo me relajé un poco, confié en el criterio de mi perra para con la gente y la deje jugar con el, el me dijo: "es que me robaron mi perrito la semana pasada".  Tal vez no lo sepan pero los perros son VITALES para la superivencia de los indigentes, no son solo compañía, son amigos, son guardias, calor y hay estudios completos de la relación entre hombre y animal a nivel de habitantes de la calle.

   El sacó un pan del bolsillo, y me dijo: "¿le puedo dar pancito"? yo casi digo  que no, pero a esas alturas, me di cuenta que sería un irrespeto... y la verdad me dije "lo que sea con tal que podamos salir de esto rapido" así que le dije: "claro, dele con confianza", él le dio casi todo el pan y ella (obviamente) se lo recibió encantada, yo solo pensaba en mi interior "que no me la vaya envenenar, por favor, por favor!!" y arrancamos a conversar, temas triviales, clima, la navidad, cosas así...ella seguía jugando y el acariciándola, besándola... y yo hablándole, ya mucho mas relajado (aunque no dejaba de pensar que de ahí salíamos a la veterinaria a bañarla) finalmente, él me dijo que tenia que irse, yo respire aliviado, y me dijo, "es muy linda su hija (el si entiende eso, que son hijos, peludos, pero hijos) cuídela mucho, se nota que le han dado mucho amor", yo le agradecí y me metí la mano al bolsillo, pensando en darle unas monedas o algo, cuando él me miro a los ojos, con unos ojos llenos de dolor, de pena, pero con una dignidad arrolladora que rara vez he visto..."gracias", me dijo, yo pensé que había visto que le iba a dar plata, pero no, me dijo, "muchas gracias inge" (llevaba el casco pegado de la maleta) yo le dije: ¿de que? el de nuevo sin dejar de acariciar a mi perra me dijo: "por tratarme con respeto"..."es que no crea, a uno lo tratan como mierda y a veces hasta a uno se le olvida que es persona" yo le traté de dar 10.000 pesos, y el me los rechazó con una dignidad aplastante, me sentí inferior a el en muchos aspectos, dijo: "fresco, yo ya tengo comida y dormida esta noche y no quiero que piense que quería pedirle plata o robarle algo, es que me hacia mucha falta acariciar un perrito, los de la calle no se dejan y los finos la gente los guarda cuando me ve", a mí se empezó a desgranar la lágrima en el ojo, el recogió su costalito, se despidió de mi perrita, que una vez más lo lamió hasta el cansancio y se despidió, yo llamé a la regalada de mi hija perro y ella muy obediente se subió al carro
y yo me di cuenta, que a veces, sin importar lo estudiados, educados y viajados que seamos, un perro y/o un indigente nos enseñan significados de palabras como "respeto", "dignidad", "humanidad" y varias mas.  No lo niego, no llevé a brisa a bañar, le pase unos pañitos y hasta por eso me sentí culpable, pero creo que detrás de ese encuentro hay sabias lecciones...Si quieren, delen RT o compartanlo, creo que todos podemos aprender de esto, en estas fechas en particular..."

   Lo único que yo, Liliana Lizcano puedo añadir a una de esas lecciones que he aprendido de estas personas que llamamos "indingentes" es que como una vez me dijo alguien en "condición de calle" no somos indingentes, no somos "indignos" eso significa indingentes para él y para nuestra sociedad y según lo que él en su sabiduría ya de anciano decía "Es una muy mala palabra para llamarnos, NO SOMOS INDIGNOS, somos personas en condición de calle, por pobreza, por estar atados a una enfermedad en la que perdimos nuestras familias (llámese alcoholismo, drogadicción, o locura)", tenemos mucho que aprender mi gente, quizás usted no puede alimentar a todo un barrio, pero si puede llevar un pan extra o algo que pueda compartir con el más necesitado, siempre podemos llevar un poquito de luz a quien sufre, a veces ni siquiera es lo material o la comida, a veces es el gesto de hacerles ver que si cuentan, como sucedió en esta historia, un abrazo al alma, sigamos creciendo,  bendiciones a todos, con respeto y cariño, Liliana.


Ama y haz lo que quieras; si te callas, calla por amor; 
si hablas, habla por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, 
perdona por amor; ten la raíz del amor en el fondo de tu corazón
: de esta raíz solamente puede salir lo que es bueno. 
San Agustín de Hipona