Jeannette Ryder fue una filántropa
norteamericana que vivió en Cuba a principios del siglo XX, donde fundó
la organización humanitaria llamada Sociedad Protectora de Niños,
Animales y Plantas, también conocida como el Bando de Piedad.
Fue enterrada en la necrópolis de Colón en la ciudad de La Habana. Su tumba se conoce como la tumba de la lealtad, ya que después
de su muerte, su perra Rinti se echó a los pies de la tumba y rechazó
los alimentos y el agua que le ofrecían los cuidadores del cementerio
hasta que murió. Una escultura conmemorativa muestra a su perro
descansando a los pies de la tumba.
Nunca le interesó la
publicidad. Realizaba su labor con la mayor modestia. De ahí que apenas
hallemos en la prensa algún que otro retrato suyo, que la muestra
delgada, de estatura más bien baja y sencillo modo de vestir. Era muy
diminuta, muy delgada y muy poco agraciada Sin embargo, toda su energía
la reservaba para defender a los desvalidos, fueran estos niños
huérfanos o animales indefensos.
La señora Ryder también creó
el Hospital para Animales, combatió la utilización abusiva de los
animales de tiro y carga; se preocupó por el control de los perros
abandonados en las calles; se opuso a la introducción de las corridas de
toros en el país.
En igual sentido de protección a los
animales se dedicó a socorrer con alimentos a los numerosos perros y
gatos abandonados en la ciudad.
Muy pronto se fue extendiendo
la noticia de que una estrafalaria y chiflada mujer norteamericana se
enfrentaba a los rudos carretoneros cuando éstos castigaban a sus
caballos, cargaba con bolsas de alimentos para repartirlos entre perros y
gatos sarnosos y se detenía a sermonear a los pilluelos. La burla y el
sarcasmo cayeron sobre ella con saña; pero no lograron causarle el menor
daño ni hacerle variar su actitud. Convencida de lo correcto y de lo
necesario de su proceder, continuó recorriendo cada día la ciudad y
paulatinamente el menosprecio hacia su persona se fue trocando en
asombro, en respeto, en admiración. Algunos se acercaron a ella para
acompañarla en aquella noble cruzada y al contar entonces con un grupo
de seguidores, Jeannette Ryder fundó el 27 de octubre de 1906 el Bando
de Piedad.
A partir de ese momento dicha institución, bajo el
lema “Nosotros hablamos por los que no pueden hablar” y con la señora
Ryder en primera fila, continuó la labor de protección a los niños
abandonados y de condena a la crueldad contra los animales. En
correspondencia con ese proceder, creó un dispensario gratuito para
atender a los menores, estableció un sistema de repartición de pan y
leche a los mendigos, combatió el proyecto de establecer en Cuba las
corridas de toros indignada ante el trato cruel que recibían en la
calle, ante la vista de todos, los caballos y otros animales de tiro,
apaleados sin compasión por sus dueños para que transportasen cargas
excesivas, se enfrentó a esta práctica habitual y recurrió a las
autoridades para ponerle fin. En igual sentido de protección a los
animales se dedicó a socorrer con alimentos a los numerosos perros y
gatos abandonados en la ciudad.